lunes, 3 de mayo de 2010

Morihei Ueshiba y Sokaku Takeda


Permítanme comenzar afirmando categóricamente que la
principal influencia técnica sobre el desarrollo del
aikido es el Daito-ryu jujutsu. Este arte, del que se
dice que es la continuación de una tradición marcial
del Clan Aizu que se remonta a varios cientos de
años, se propagó en muchas áreas de Japón durante las
eras Meiji, Taisho y el comienzo del período Showa, por
el famoso artista marcial Sokaku Takeda. Conocido
igualmente por su destreza marcial y severidad de
carácter, Takeda había usado sus habilidades en encuentros
a vida o muerte en más de una ocasión.


Takeda tenía 54 años cuando Morihei Ueshiba lo conoció por primera
vez en la Taberna Hisada en Engaru, Hokkaido, a finales de
Febrero de 1915. Este encuentro marcó el comienzo de una larga, tormentosa
y en última estancia, provechosa asociación entre los
dos, que perduró durante más de veinte años.


La exposición inicial de Ueshiba a la práctica de Daito-ryu incluyó
tres seminarios de 10 días en continua sucesión la cual concluyó el
4 de abril del mismo año. Los registros de la Daito-ryu muestran
que participó entonces en otros tres seminarios impartidos por Takeda
en 1916. Ueshiba también invitó a Takeda a su casa y recibió
instrucción intensiva y privada en las técnicas altamente refinadas
de Daito-ryu. Desafortunadamente, se conocen pocos detalles sobre este
estudio y sobre el tiempo que duraron.


Ueshiba abandonó Hokkaido en una ocasión y durante todo el mes de diciembre
de 1919 después de que recibiera un telegrama que contenía la noticia
de que su padre estaba enfermo en estado crítico. Confió su casa, una modesta
estructura de madera, a Takeda y regresó a su ciudad natal de Tanabe.
En ruta, hizo una parada no programada en Ayabe, el centro de la religión
Omoto, para rezar por la recuperación de su padre. Fue aquí donde conoció
a Onisaburo Deguchi, otra gran influencia en su vida.


Cuando llegó casa para encontrar que su padre ya había muerto, Ueshiba decidió
trasladar a su familia, entonces formada por su mujer, su madre y dos hijos, a
Ayabe, y se mudaron allí en la primavera de 1920. Ante la insistencia de
Deguchi, Ueshiba inauguró su primer dojo en su casa, conocido como el Ueshiba
Juku, y enseñó Daito-ryu a los estudiantes, la mayoría de los cuales eran
miembros de la religión Omoto.


Dos años más tarde en abril, Sokaku Takeda apareció en Ayabe con su mujer, una
hija y su hijo de 6 años de edad, Tokimune, el actual director de la Daito-ryu.
La cuestión de si Takeda se invitó a sí mismo o si Ueshiba le pidió venir a Ayabe
parece ser de momento irresoluble y las versiones oficiales de las fuentes de
la Daito-ryu y del aikido difieren considerablemente. Lo que se sabe es que
Takeda permaneció durante cinco meses enseñando a miembros del dojo Ueshiba
Juku, y que al final de este periodo a Ueshiba se le concedió el certificado
kyoju dairi el cual le confería estatus oficial como instructor de Daito-ryu.
Takeda y el espiritualmente orientado Deguchi parece, no sorprendentemente, que
sentían aversión mutua aunque el líder Omoto ofreció a Sokaku una espada y
una pintura hecha a mano como regalos de despedida. En cualquier caso, todos
los indicios apuntan a que la relación entre el diminuto pero intrépido Sokaku
y su más famoso estudiante, Morihei Ueshiba, se tensó durante el periodo en Ayabe.


A continuación de la salida de Takeda en septiembre de 1922, los dos parece que se
encontraron sólo irregularmente, aunque Takeda visitó a Ueshiba en distintas
ocasiones en el posterior dojo en Tokyo. Ueshiba finalmente se estableció como
un conocido profesor de jujutsu en Tokyo mientras Takeda continuó viajando
extensivamente por todo Japón dando seminarios principalmente a personas
prominentes como jueces, oficiales de policía, oficiales militares, etc.
Aunque Ueshiba y Takeda tuvieron poco contacto directo a partir de ese
punto, mantuvieron correspondencia. Además, Ueshiba, ahora un acreditado
profesor de Daito-ryu, concedió certificados de maestría (lit., rollos de
pergamino de pericia) a sus estudiantes directos hasta probablemente tan
tarde como 1937. Entre los receptores de diplomas por parte de Ueshiba
están Kenji Tomiki, Minoru Mochizuki, Rinjiro Shirata y Gozo Shioda.

En modernos términos psicológicos, la asociación entre Morihei Ueshiba
y Sokaku Takeda podría ser caracterizada como una relación “amor-odio”.
Es difícil determinar claramente los hechos históricos ya que casi no
hay testigos vivos de muchos de esos sucesos. Incluso hoy día se ofrecen
por parte de los sucesores de Takeda y Ueshiba explicaciones cargadas de
emociones que se contradicen mutua y enormemente. Está claro que
Ueshiba tuvo un profundo respeto por la habilidad técnica de Takeda y
que éste consideró al fundador del aikido como uno de sus más prometedores
estudiantes.

Sospecho que en la raíz de los problemas entre los dos estaban la exigente
personalidad de Sokaku, la actitud independiente y la orientación espiritual
de Ueshiba y los poco precisos acuerdos financieros con respecto a las
obligaciones de Morihei como instructor certificado de Daito-ryu. La
página del eimeiroku de Daito-ryu fechado el 15 de septiembre de 1922, en
la cual se concede a Ueshiba la certificación kyoju dairi, claramente
establece que estaba obligado a pagar unos derechos de matrícula de
tres yenes a Sokaku por cada estudiante que se inscribiera en su dojo.
Más tarde cada uno acusó al otro por incorrecciones con respecto a asuntos
financieros y los relatos de sus últimos encuentros revelan la naturaleza
irresoluble de las discrepancias entre ellos. Pero Takeda confirió el
estatus kyoju dairi a un número elevado de individuos incluidos Taiso
Horikawa, Yukiyoshi Sagawa, Kotaro Yoshida, Kotaro (Kodo) Horikawa, and
Takuma Hisa (Kiyoshi Watatani enumera un total de veintinueve en su Bugei
Ryuha Dai Jiten) y, aparentemente, todos estos individuos habrían sido
responsables de pagar las mismas sumas a Sokaku siempre que enseñaran
Daito-ryu. Considero sumamente dudoso que Ueshiba fuera el único que
haya tenido dificultades personales con Takeda relativas a temas financieros.

En conclusión, me gustaría mencionar algunas de las consecuencias
positivas de la relación entre estos dos sumamente respetados
budokas del siglo veinte. En primer lugar, la deuda técnica del
aikido hacia la Daito-ryu es inmensa. Es difícil encontrar un
movimiento en aikido que no se origine en la forma de jujutsu
de Takeda. Por otra parte, la supervivencia, diseminación y
perspectivas futuras del Daito-ryu como arte marcial tradicional
japonés ha sido virtualmente garantizado por el tremendo
éxito internacional del aikido moderno. De hecho, a menudo he
escuchado a practicantes de Daito-ryu referirse impropiamente
a su arte como ¡aikido! En cualquier caso, visto desde un punto
de vista histórico, las dos artes marciales están
irrevocablemente unidas y permanecerán así a pesar de los
malentendidos, prejuicios y recriminaciones que se han perpetuado
hasta este día. Con el tiempo, a medida que nuestra comprensión
de los pasados hechos históricos crezca, creo que será posible
considerar la relación entre el aikido y el Daito-ryu jujutsu
con un punto de vista más objetivo y que la mutua deuda de
estas artes se percibirá más fácilmente.

por Stanley Pranin
Traducido por Jaime R. Rico

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